América Latina - El crecimiento tocará fondo en 2024
Puntos clave
- Gracias a los buenos resultados de Brasil y México, el crecimiento regional en 2023 superó las expectativas, pero es probable que pierda fuerza en 2024 debido al menor crecimiento de EE.UU. y China.
- La inflación mantiene una firme tendencia a la baja, preparando el camino para la flexibilización. Pero persisten los riesgos, como un posible fenómeno de El Niño y la debilidad de las divisas.
- A pesar del apretado calendario electoral de 2024, que incluye elecciones presidenciales en México, es poco probable que la región afronte riesgos políticos sustanciales.
Un 2023 resiliente
Aunque se preveía que 2023 sería un año difícil para América Latina a causa de la inflación que hace frente a una política monetaria restrictiva, la actividad económica de la región ha mostrado una notable resistencia. Esta fortaleza se debe principalmente al sólido crecimiento de EE.UU., a la reapertura de China tras la crisis de la COVID-19 y a un consumo robusto respaldado por mercados laborales ajustados. Así, esperamos que la denominada región LA4 (Brasil, Chile, Colombia y México) crezca un 2,7% (2022: 3,6%), superando significativamente nuestras estimaciones iniciales del 0,9% a principios de 2023. No obstante, esta cifra regional oculta considerables diferencias entre los países; las dos mayores economías, Brasil y México, han sido los principales motores de estos resultados mejores de lo previsto.
Se prevé que Brasil crezca un 3,0% en 2023, impulsado por un sólido sector agrícola y un fuerte consumo privado. Del mismo modo, se prevé que México registre una expansión del 3,3%, gracias a factores como la economía estadounidense que evita la recesión y el aumento de la actividad de la construcción relacionada con proyectos públicos y, potencialmente, con actividades de nearshoring. Por el contrario, Chile debería registrar una pequeña contracción del -0,5%, mientras que Colombia registrará un modesto crecimiento (1,6%) debido a la retirada de las políticas de estímulo y a la incertidumbre política que ha obstaculizado la inversión.
La desinflación también ha sido un hecho positivo este año, gracias a la actitud proactiva de los bancos centrales de la región, que empezaron a subir las tasas antes que en otras regiones. La inflación en América Latina se sitúa actualmente en el 5,5%, lo que supone un descenso significativo con respecto al 7,9% registrado a finales del año pasado (Recuadro 19). Con esta mejora de la situación, se espera que la política monetaria continúe su trayectoria de flexibilización en 2024. Tanto Brasil como Chile ya se han embarcado en ciclos de relajación, México y Colombia deberían seguir su ejemplo el próximo año. Sin embargo, es difícil predecir el calendario, dadas las preocupaciones en torno a los tipos más altos a largo plazo y las posibles vulnerabilidades cambiarias derivadas de unos precios de las materias primas potencialmente más bajos.
Gráfico 19: Inflación próxima al objetivo en toda la región Inflación
Fuente: LSEG Datastream y estimaciones de AXA IM Research, noviembre de 2023
El desafío de 2024
Sin embargo, hay algunos retos en el horizonte. En 2024, se prevé que la región LA4 experimente una desaceleración del crecimiento (1,8%) debido a factores como un menor crecimiento anual en China, la posibilidad de una recesión en EE.UU. y el descenso de los precios de las materias primas. Una vez más, se prevén divergencias significativas entre países, con México y Brasil preparados para la desaceleración. El crecimiento de México se verá obstaculizado por la debilidad económica de EE.UU., mientras que Brasil necesitaría un impulso inesperado, como la cosecha récord de este año, para recuperar un fuerte crecimiento, lo que es poco probable. Por su parte, Chile y Colombia deberían registrar un resurgimiento de la actividad impulsado por una política monetaria más relajada y una menor incertidumbre política. En Chile, el proceso constitucional habrá concluido, y en Colombia, la probabilidad de reformas radicales es limitada, dada la falta de apoyo del Presidente Gustavo Petro a las reformas constitucionales.
Riesgos futuros
Para 2024, la balanza de riesgos se inclina a la baja. Un episodio grave de El Niño frenaría el crecimiento en Perú y Colombia y elevaría los precios de los alimentos en toda la región. Asimismo, una escalada de los conflictos mundiales podría disparar los precios de los alimentos y la energía. El debilitamiento de la economía de EE.UU. o China sería un duro golpe para las perspectivas de la región debido a su dependencia comercial de estos dos países. Por último, 2024 será un año electoral intenso, con elecciones presidenciales en El Salvador, México, Panamá, República Dominicana y Uruguay, pero ninguna de ellas plantea un riesgo significativo para sus perspectivas.
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